lunes, 19 de marzo de 2012

Capitulo III Altura, clima, orografía e hidrografía


CAPITULO III
ALTURA, CLIMA, OROGRAFÍA E HIDROGRAFÍA.

ALTURA. La altura máxima sobre el nivel del mar, es de 3,600 pies, la mínima de 809 pies, la media de 900 pies.
CLIMA: Es cálido seco, con un promedio de 30 a 40 grados centígrados durante la mayor parte del año, variable en los meses de noviembre, diciembre, enero  y febrero, en los que desciende entre 20 y 30 grados, lo mismo que en la temporada de lluvias derivado de fenómenos meteorológicos del norte o sea tormentas tropicales y huracanes, soplando fuertes vientos en los meses de agosto y septiembre, que aprovechan la “patojada” para volar barriletes. En la parte más elevada como las aldeas el Pino y Pila de Moscoso el clima es más o menos templada, bastante tolerable, observándose  en la presente década un cambio  de clima más caluroso. Por la naturaleza de su ubicación,  la parte baja de la sierra de las Minas, en el cañón entre ésta y la del Merendón, el régimen de lluvias no es tan copioso en el municipio como en otras partes, salvo cuando el invierno normal es alimentado  por tormentas tropicales provenientes del norte, situación que se ha dado con frecuencia en los últimos tiempos.
OROGRAFÍA. Por encontrarse el municipio enmarcado en el Valle del Motagua, carece de montañas y volcanes sobresalientes, pues solamente se observan pequeñas colinas sin nombre conocido, que se desprenden de la  sierra del Merendón y sus estribaciones, que atraviesa el municipio por el cardinal sur, de oriente a occidente, así como pequeños cerros y lomas que algunos lugareños llaman inapropiadamente “malpaíses”, entendido este como mala tierra, encontrándose uno de éstos en las proximidades de la aldea El Paso de los Jalapas hacia el sur, que posee la característica de encontrarse casi siempre húmedo, situación que trae consigo beneficios a la agricultura, pues produce mucha fruta especialmente jocote marañón, jocote tronador y papaya, aparte de las buenas cosechas de maíz y frijol, que se levantan todos los años. Existen otros cerro llamado Ananopa o Malpaís de EL Zapote, situado en la aldea de igual nombre, refugio de garrobos y serpientes de varias clases, quizás por lo pedregoso de su geología; esta también cercano a la población, la loma conocida como El Malpaís de Don Chílo, hoy convertido en buena parte, en un caserío, rumbo hacía la aldea Espíritu Santo, y el Malpaís de  tío Quique, en donde se levantaban buenas cosechas en favorecidos inviernos. Además los cerros El Morral, El Mulatal y El Nanzal.  Estos terrenos, contrario a su despectivo nombre de “malpaís”, si bien son secanos, contienen las propiedades químicas y nutrientes que requiere  la agricultura, para producir, con agua de bueno inviernos naturalmente.
HIDROGRAFÍA. Cruzan el municipio los siguientes ríos:
MOTAGUA. El más caudaloso de Centro América, pasa por esta población, pero nace en las montañas del departamento de El Quiché, con el nombre de río Grande, de donde desciende serpenteante, con la unificación de varios riachuelos en el curso de su largo recorrido rumbo al mar, que lo hacen grande, majestuoso, formando enormes rápidos que provocan el murmullo de sus aguas,  que
 
Vista del río Motagua  
penetran el oído con sensaciones de alegría, pero también de nostalgia, cuando se escuchan en la lejanía, al despertar,  en momentos de insomnio  o de                                                              meditación en la quietud de la noche, trayendo a la mente de quienes lo hemos recorrido y escudriñado, imborrables gratos recuerdos de lo mucho disfrutado de su entorno, así como de sus profundas pozas y agradables remansos que constituyen un área de esparcimiento, que invita a los bañistas a permanecer sumergidos en sus frescas aguas cristalinas sin querer salir, o simplemente de descanso y recogimiento espiritual. Su recorrido por la jurisdicción, cuyos habitantes lo celebran por todas las bondades que les ofrece, lo hace de poniente a oriente, en una extensión de veinte kilómetros, seiscientos cuarenta metros, este opulento río, otrora navegado por primitivas razas nuestras, así como por bucaneros y aventureros de ultramar de épocas de leyenda y atrevidas hazañas.

Su caudal en los últimos años ha mermado, más que todo, en verano, pero  en invierno, debido a sus fuertes aluviones, se ha acercado considerablemente a la población, constituyendo un grave peligro para los moradores, obsequiándonos su fluido para usos domésticos y para el riego de sembradíos que los agricultores conducen por medio de canales por gravedad y bombas mecánicas. Sus variados multicolores paisajes son maravillosos, que invitan a disfrutar con la toma de fotografías, como recuerdo de paso o estadía por el lugar, con la presencia de aves de vistosos colores, garzas blancas y azules y el martín pescador, en pleno vuelo o caminando por la orilla en busca de pececillos, y bullangueros pajaritos, incluido el “alzaculito” con su característica forma de ser de intrépido nadador y cazador; de algunas iguanas y lagartijas de varias clases trepadas o deslizándose, jugueteando en los árboles o el suelo, así como de su extraordinaria abundante vegetación en sus alrededores, y de repente, un conejo que salta del matocho despavorido, a esconderse en cueva segura, si no es presa del perro o del patojo travieso que en honda en mano lo hace suyo para el guiso.
EL TAMBOR. Nace en las montañas del departamento de Jalapa, su caudal es fuerte durante la estación lluviosa, posee hondos remansos, al igual que partes bajas y corrientosas, sus aguas son utilizadas para la agricultura y usos domésticos. A la altura de la aldea Agua Caliente y en las márgenes de este rio se encuentran varias fuentes de aguas termales y azufradas que son consideradas  medicinales, a las que llega el turismo para admirar el fenómeno y otros bañarse en sus aguas para curar sus males, es  tributario del Motagua.
 LAS OVEJAS, Tiene su origen  en las estribaciones de las montañas de San Pedro Pinula, de Jalapa, siendo como el anterior, caudaloso en invierno y hace fértiles las tierras de los lugares que recorre, es criadero de tepemechines en los embalses, que  forman pequeñas cascadas en la parte alta, a lo largo de su recorrido, desemboca en el Motagua en el lugar antes llamado el Remolino, en donde existió una profunda poza, con sus enorme rocas al lado, refugio de peces a cuales mejores. Al lugar situado en la cuenca de este río, entre el camino antiguo que conduce a las Ovejas y El Zapote, en parte del terreno el Malpaís, se le llama “Monte del Jute”, de cuyo mirador se aprecian las vegas y regadillos del área, antes pintoresco para ir de paseo, apreciar el ambiente, subido en la cima del escarpado cerro, que lo rodea, así como para pescar y coger jutes, por lo menos así era antes. De noche   también, lugar tenebroso de  pasadas intrigas y cuentos de espantos para los supersticiosos. Sus aguas como las del Tambor, hace 50 años mantenían su caudal permanente durante todo el año,  no mermaba, aún en verano, como acontece ahora, y al mismo, acudían muchas mujeres del pueblo, en grupo, con su tanates y bateas a memeches, a lavar ropa, cuando el Motagua o el agua entubada estaban turbias, en invierno, porque las de este riachuelo aunque lloviera luego aclaraban, para lo cual se invitaban colectivamente las féminas, lo que servía a algunas familia de distracción campestre, pues en sus riberas se reunían al medio día para acompañar a la lavandera y compartir el ambiente, unos llevando atarraya o anzuelos para coger peces para el almuerzo, complementado con el suculento caldo de jutes y cangrejos, con yerbas silvestres o algo tan especial: una iguana o garrobo al carbón aderezada con chirmol de tomate y berenjena asados, que las habían en cantidad, conseguidas de matatusa, ahí cerquita,  en terrenos del “Tintero” y quienes no gustaban de esos trajines, llevaban su propio bastimento; y ya en la mera tarde, de regreso a casa, con la mente y cuerpo siempre en acción,  cargando un manojo de leña, y el patojo travieso, con el matate al hombro, repleto de quilete o bledos, malacates, chununos y frutas tiernas para galguear, o de pájaros y sheras, que honda y bodoques en mano,  recién acaba de casar, en las cercanías, para la cena y,  los huesos, si es que sobraban, para el perro y el gato, pero no sin antes, a medio camino, si le era propicio, de escondiditas, mirando para todos lados, por si al caso habían moros en la costa, echarse a cuestas un buen racimo de mojonchos camaguas, hueviado en la huerta vecina. ¿Cuidadito con el tiro de sal?, eh.
ANSHAGÜA. Este pequeño rio, procede de la jurisdicción  de El Progreso, entrando al municipio por el cardinal oeste, a unirse con el rio “Las Ovejas” en el lugar denominado “Los Encuentros”, su recorrido en   esta jurisdicción, es de ocho kilómetros aproximadamente, hasta su desembocadura. A  lo largo de su recorrido, existen pequeñas vegas cultivadas de árboles frutales y gramíneas                                                                         de primera necesidad.
Existen las siguientes  quebradas con agua solo en invierno:
El Aguacate, El Limón, EL Pino, El Chico, Las Anonas, El Quinto, Mal País, La Campana, Moral, La Palma, “San Francisco, La Pilita, Santa Rosalía, El Mojón, Quebrada Seca, El Orégano, Yajal, Las Trojas, El Zapotillo, El Chichicaste y Las Ánimas. En la aldea Ojo de Agua hay una vertiente del mismo nombre cuyas aguas se emplean para usos domésticos y para el riego de diferentes cultivos, siendo de lamentar que esta ultimo debido al descuido y negligencia de los vecinos haya mermado sus aguas a punto de secarse totalmente y más que todo por la deforestación, pero también debido al terremoto del 76 del siglo pasado que en parte la cegó.   
Entre la las aldeas Espíritu Santo y Los Bordos de Barillas, en terreno de los herederos de Sebastián García, existe un nacimiento de agua en el que se observan algunos pececillos, que debiera de profundizarse a efecto de lograr mayor cantidad de agua para utilizarla en riegos por gravedad, como lo era antes, sembrándole árboles a su alrededor, para convertirlo en pequeño humedal.

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