CAPITULO XVI
HOMBRES IMPORTANTES, LÍDERES COMUNITARIOS, ACTIVISTAS Y DIRIGENTES
PERSONAJES DE AYER
La notabilidad de las personas que refiere este capítulo, va dirigida a
jicareños fallecidos que por sus méritos y acciones positivas han dejado huella
como gentes de bien y, por ende, merecedores de ser incluidos sus nombres en
esta pequeña obra, a fin de que puedan ser conocidos y sirvan de ejemplo a
futuras generaciones en el contexto de la historia del pueblo, considerando
inapropiado hacerlo con personas en vida,
pues si bien, algunos pudiesen haber destacado y ser merecedores de ese
privilegio, el tiempo venidero puede advertir lo contrario, con la comisión de
hechos negativos posteriores, que pueden empañar la personalidad y reputación del
individuo, pues los humanos por propia
naturaleza, somos susceptibles de cometer errores en el curso de nuestra
existencia y por lo mismo caer
fácilmente, en una “metida de pata”, valga decir, que las buenas acciones de
ayer, pueden quedar desvirtuadas con las negativas de hoy o del mañana, la
historia registra muchos de esos casos. De tal manera que hecha la salvedad del tema,
procede insertar a continuación, con el debido respeto y admiración a su
memoria, los nombre de a quienes se les puede considerar preclaros ciudadanos
del pasado, con las disculpas del caso, por si de repente, escapó a mi recuerdo o investigación el nombre de
algunos personajes dignos:
En este municipio nació un personaje que figura en la historia patria,
el general e ingeniero JOSÉ MARIA ORELLANA PINTO, quién dedico buena parte de
su vida, al servicio de las armas, ascendiendo por riguroso escalafón, hasta
alcanzar el grado más elevado de la carrera militar, hijo de Esteban Orellana y
de Leonor Pinto de Orellana, nació el 11
del de julio de 1872, en la casa patronal de la finca El Tintero, propiedad de
la familia, ubicada dentro de los potreros “Las Pitas y Rosa Larga”, de la que
aun hay vestigios, por lo menos los cimientos soterrados, en la cercanía de un paraje conocido como “La
Pila”, en donde existe un nacimiento de agua, que posiblemente sirvió de
abastecimiento a la familia, casi en la parte central, de la finca.
Recibió las primeras nociones del saber, en la escuela Elemental de
esta localidad, cuando era aldea todavía de San Cristóbal Acasaguastlán, que
entonces dirigía el maestro experimentado Gregorio Peralta, pero también en la
de la cabecera municipal del entonces municipio de Santa María Magdalena, hoy
aldea de San Agustín Acasaguastlán, con un maestro llamado David Palomo Keller
de aquella localidad, a decir de gentes de edad avanzada de aquel lugar. Una
anécdota de este tema refiere: “que en una visita que el presidente Justo
Rufino Barrios hizo la escuela del municipio mencionado, después de tener una
simpática discusión con el Alcalde local Manuel Miguel Vargas, ya para marcharse
se fijo en dos estudiantes con el pelo cortado al rape, sentados en sus bancos en sus inmediaciones, a
quienes puso suavemente la mano en la cabeza, preguntándoles por su nombre, y satisfecho
el general, saco de su bolsillo unas monedas fiduciarias y les dio un real
plata a cada uno de los alumnos de la escuela y al maestro Palomo Keller
obsequio una moneda de plata de mayor valor, sin imaginarse el dadivoso
personaje que los alumnos a quienes puso su mano sobre la cabeza, serian los futuros generales del ejército nacional,
los hermanos Orellana Pinto”.
A los 14 años ingresó en la Escuela Politécnica en donde se graduó de
oficial el 26 de julio de 1890, pasando enseguida a servir varias cátedras en
el mismo establecimiento y continuó sus estudios en la escuela de Ingeniería
donde obtuvo el título de Ingeniero Topógrafo. Tomó parte en algunas acciones
militares, ocupando también importantes puestos como los de: director del
Instituto Normal Para Varones, director de la Academia de Maestros, ministro de
Educación Pública, diputado, consejero de Estado y otros.
Con motivo de un terremoto que asoló la población de Cuilapa, Santa
Rosa, que diezmó y destruyó totalmente la
población, a principios del siglo XX, el presidente Estrada Cabrera, designó al
entonces mayor del ejército, Orellana Pinto. para coordinar la situación, habiendo
dispuesto entre otras medidas el traslado temporal de la Jefatura Política
Departamental a Barberena, en donde el sismo no impactó. En 1907, la Asamblea
le confirió el grado de general de división. En el año 1921, en unión de los
generales Lima y Larrave emprendió una acción militar que dio por tierra con el
retiro de la Presidencia de Carlos Herrera y quedó él como presidente, más como
el Consejo de la federación, que hacía poco se había organizado no reconoció al
nuevo gobierno, nacido de la violencia, la Asamblea decreto el 14 de enero de
1922, que Guatemala dejaba de formar parte de la federación.
Al practicarse las elecciones, resultó
electo y tomó posesión del gobierno el 4 de marzo de 1922. Tuvo los arrestos
necesarios para mejorar el valor de la
moneda del país, bastante deteriorada, con el nombre de “Quetzal”, logrando la
paridad del mismo, con el dólar americano. Para honrar el nombre de su creador,
la gente llamó al “Quetzal” por muchos años y hasta la fecha, de repente, con
el nombre hipocorístico de Chema, que en lenguaje popular corresponde al de
José María. Cuánto cuesta esto, “tantos chemas, decían”. Fundó el Banco Central
de Guatemala y decretó la pena de muerte. En 1925 comenzó a construir el puente
que se encuentra sobre el Motagua, en la aldea El Rancho, pero desgraciadamente
en ese año lo sorprendió la muerte en forma misteriosa en Antigua Guatemala a
la edad de 54 años, dándole término el sucesor Lázaro Chacón quien lo inauguró
con el nombre de “Puente Orellana”.
Durante su gestión impulsó la creación de
una república tripartita que debían integrar Guatemala, Honduras y El Salvador,
y a la que posteriormente podían sumarse Nicaragua y Costa Rica. Sin embargo,
la pretensión guatemalteca de ejercer la hegemonía sobre los estados de la
futura unión condujo al fracaso de las negociaciones, como lo fue también,
mucho antes, la buscada Unión Centroamericana.
Es de lamentar con profunda indignación, que
una de las grandes obras realizadas por el gobierno del general Orellana, que
costó al pueblo de Guatemala, enormes esfuerzos y sacrificios, que le dio
prestigio y respeto allende las fronteras patrias, cual fue haber logrado la
paridad del quetzal con el dólar americano, cuya atinada medida fortaleció por
casi un siglo la economía nacional e hizo sentirse cómodos a los habitantes del
país, se haya venido abajo vertiginosamente con la tremenda devaluación que actualmente
nos castiga por la pésima administración económica de sucesivos gobiernos
corruptos a partir del que gobernó en 1981, que solo han visto el interés
particular importándoles poco o nada el bienestar de los guatemaltecos, con lo
cual se confirma el sabio aforismo de que “el tiempo es el mejor testigo de las
buenas y malas acciones”.
Como recordará el lector, antes un dólar americano valía noventa
centavos nuestros y tenían que rogarnos para que aceptáramos el cambio y ahora
¡qué!, son 8 quetzales y pico por cada
dólar, que pena y vergüenza. Para colmo, el gobierno de Álvaro Arzú pretendió
sustituir el billete de esa denominación con la efigie del creador de aquella
economía, por monedas de baja aleación con
el cuño de una figura que no se atina, sin sentido emblemático e histórico,
pero en vista de las protestas ciudadanas, no tuvo más opción que dejar los dos
que circulan normalmente.
LEOPOLDO ORELLANA PINTO. Hermano mayor del anterior, se dedicó a la
carrera de las armas y obtuvo el grado de General de División y el título
académico de Ingeniero, ignorándose otros hechos de su vida púbica.
El hermano menor de los Orellana Pinto, ESTEBAN, cadete 470, no logró
graduarse de militar, pues murió en un
lamentable accidentes al caer de un vagón del ferrocarril, estacionado en la
estación local, mientras jugaba.
GREGORIO PERALTA. Llamado cariñosamente “Maestro Goyo” por todos
quienes fueron sus discípulos, compañeros y amigos, nació en esta población
ignorándose la fecha, fue el primer maestro de la escuela que se fundó en
aquella época caserío, bajo cuya dirección se preparó a varias generaciones que
siguieron sus pasos de enseñar al que no sabía, cruelmente asesinado víctima
del rencor y la brutalidad.
ELIAS CASTILLO. El primer Alcalde transitorio, luego de haberse creado
el municipio de El Jícaro y en tanto se convocaba a elecciones para elegir al
titular, conforme a la ley.
DANIEL ORELLANA. Tuvo la gloria de ser el primer alcalde del municipio
popularmente elegido, habiéndole tocado llevar la batuta en la serie de
dificultades de renuencia promovidas por la municipalidad de San Cristóbal
Acasaguastlán, de cuyo territorio El Jícaro se segregó.
FERNANDO ARTURO RAMÍREZ SOSA. Nacido en Quezaltepeque, Chiquimula, pero
se consideraba más jicareño que mutero, fue uno de los dueños, por herencia, de
de la finca El Tintero, en donde vivió su niñez por algún tiempo, radicándose
después en la capital de la república, de donde venía constantemente para
atender los asuntos de su interés. Fue
diputado a la Asamblea nacional legislativa durante la administración
gubernativa del licenciado Manuel Estrada Cabrera, desempeñándose además, como funcionario
diplomático de alto nivel en varios naciones del mundo, en sucesivos gobiernos incluyendo el de
Embajador y Ministro Plenipotenciario en Estados Unidos de Norte América,
México y Francia y con sobrada voluntad y amor a este terruño asesoró al
vecindario en su gestiones de independencia, del municipio de San Cristóbal
Acasaguastlán. Sus restos mortuorios descansan en el cementerio general de la capital,
en una de las bóvedas de la familia del general Orellana, según se sabe.
VENANCIO MORALES MARÍN. Digno de recordar por su meritoria labor frente
a los destinos del municipio, pues siempre que el caso lo demandó estuvo presto
a servir a su patria chica, poniendo de relieve se dinamismo en pro del
adelanto de la misma. Durante su administración como alcalde, se construyó el
antiguo y demolido edificio municipal. Fue asesinado en la conocida subida del
“patio de gallos”, por pleito de tierras.
EMILIO CARRANZA. El alcalde enérgico y de clara visión, no sabía leer
ni escribir, solo firmaba, pero su instinto e inteligencia hacía que sus actos se ajustaran a los dictados de la razón y la
justicia, habiendo dejado gratos recuerdos entre todos los que supieron
apreciar su labor como gobernante municipal
ELISEO MORALES. Forjador de juventudes en la esfera de su profesión
educativa, supo conquistar el aprecio y admiración de quienes lo rodearon en su
paso por las aulas, en donde cosechó frutos que hoy dan a luz lo mucho que
aprendieron; poseía además, espíritu artístico en el instrumento de la marimba.
RANDOLFO CASASOLA LEÓN. Originario de San Agustín Acasaguastlán, de
donde vino como Jefe de la Oficina de Telégrafos y Correos a sentar sus reales
en esta población, famoso dentro de su gremio por su solidaridad y el dominio que tenía de su
profesión, en los sistemas Internacional y Morse, habiendo desempeñado puestos
importantes tanto en el Estado como en los Ferrocarriles Internacionales de
Centro América. Contrajo matrimonio con la maestra local Elena Venegas
Gutierrez con quien procreó buen número de hijos, entre quienes se recuerdan a
Fidél Egberto, Berta Elena y Ovidio de su apellido.
Una anécdota refiere, que este personaje poseía la cualidad de
transmitir hasta con los pies,
regularmente en horas nocturnas, cuando
dormía en su hamaca, con unos cuantos
tragos entre pecho y espalda, momentos en que bajaba al piso el aparato transmisor, para de
ahí recibir y transmitir en la forma dicha, al instante de escuchar los sonidos
de los signos que identificaban las letras JR, clave o código de El Jícaro, y
de retener en la memoria los telegramas que recibía, para luego copiarlos en el
formato oficial para su entrega posterior al destinatario, por lo que era
admirado por sus compañeros. Murió a los 50 años cuando se desempeñaba como agente
de estación en Puerto Barrios, cuyo cadáver fue traído en tren especial a El
Jícaro, para los actos funerarios e inhumación, por disposición de sus jefes
superiores, como premio póstumo a su excelencia, sin costo alguno para su
familia, incluyendo gastos médicos y de embalsamamiento, siendo el encargando del
traslado del féretro, el también ferrocarrilero, alumno suyo, Isidro Morales
Marín.
LUCILA PERALTA DE JIMENEZ. La escuela de niñas de esta población, lleva
el nombre de la ilustre educadora, en reconocimiento de su encomiable labor
como apóstol de la educación a la cual se dedicó la mayor parte de su vida.
ELENA VENEGAS DE CASASOLA. Vio la primera luz en aquel entonces caserío
en el año 1880, vástago de distinguida familia, Melecio Venegas Morales y
Paulina Gutiérrez Barillas. De muy temprana edad sintió el impulso que debía
hacerla más tarde maestra de educación, habiendo iniciado sus estudios bajo la
dirección del venerado “Maestro Goyo”, a la par de doña Lucila Peralta de
Jiménez, absorbiendo de ellos la capacidad para cumplir con el sagrado deber de
enseñar, pues durante mucho tiempo fue mentora de varias generaciones de Jicareños en la escuela rural mixta de la
aldea Lo de China, escuelas urbanas de esta localidad y en la población de
Santa María Magdalena. Fue asidua lectora de toda clase de libros ilustrativos
e instructivos que llegaban a sus manos, que devoraba con pasión para mejorar
su acervo cultura y transmitirlo a sus alumnos.
De delicada enfermedad falleció un 23 de diciembre de 1928.
TRANQUILINA BARILLAS. Otra de nuestras insignes guías de la
instrucción, sirvió cargos docentes en las escuelas de esta localidad, en las
aldeas Las Ovejas y El Espíritu Santo de este municipio. Magdalena de San Agustín
Acasaguastlán y Huité, Zacapa, iniciando en este último lugar sus labores a la
edad de quince años, ahora fallecida.
JOSE DOMINGO JUAREZ ARAGÓN. Militar de escuela, alcanzó el superior
grado de General de División, desempeñó puestos de importancia en la
administración pública incluyendo el de
Jefe Político y Comandante de Armas en distintos departamentos de la República,
oportunidad en la que ayudó a varios
paisanos colocándolos como escribientes de oficina, dentro de quienes se
mencionan a Samuel Castillo Guevara, Humberto Ramírez (Quembo) y Antonio
Vargas.
JUAN JOSÉ CLAVERÍA. Originario de Sanarate, vino a El Jícaro como
telegrafista del gobierno, cargo que desempeñó por varios años en forma
eficiente, se casó en el pueblo y fue padre de honorable familia, ya jubilado se
distinguió por su amor a la escultura,
construyendo en el interior de su casa de habitación varias figuras de
animales, como tigres, leones y mujeres desnudas, configurando todo un museo de
arte por vocación. No creía en Dios como
lo concibe la biblia, sino que Dios era la propia naturaleza, decía. Fue
Alcalde y su hijo mayor José Clavería, por Chepe se le conocía, buen muchacho,
fue para mí, injustamente acusado de guerrillero comunista, lo que dio como
resultado su desaparición física.
RODOLFO GUTIERREZ. Experto agricultor y ganadero, primitivo dueño de la
finca El Quinto, ahora de sus herederos, ‘promovió el cultivo de la uva por
algún tiempo, pero cuando joven fue celador de líneas del telégrafo, fue
Alcalde. Su hijo Rodolfo Gutierrez Juárez, honrado a carta cabal, destacó
también en la vida social del pueblo, habiendo sido Alcalde.
HERMINIO BARILLAS, Ezequiel Barillas Ayala, Pedro Canales, José María y
Leopoldo Pérez, Manuel Peralta e Inocente Marín, fueron por espacio de muchos
años del personal docente de las escuelas de este municipio, dejando toda una
experiencia entre quienes fueron sus alumnos.
JOSÉ DOMINGO CASTRO. Fue de los primeros Secretarios Municipales que
tuvo el municipio, defensor de varias causas por hechos y acciones que no le
parecían acertadas, como la protesta por la confirmación en el cargo, como
presidente, de don Carlos Herrera, así como el establecimiento de la pena de
muerte, en las que la municipalidad local nunca estuvo de acuerdo y se opuso.
Por causas que se ignoran tuvo que emigrar a la república de Honduras en donde
falleció, dejando hijos de madre también Jicareña, Berto Delio, Flor Esmila y
Procerpino Castro, extremadamente revolucionarios.
HIGINIO Y ELÍAS AQUINO, dos personajes, ambos hermanos, fueron
activistas en su aldea natal El Espíritu Santo, accionando cuantas veces se
presentó la oportunidad en favor del desarrollo y engrandecimiento de su comunidad, el primero, inclusive, se
desempeñó como Alcalde Segundo del Ayuntamiento
en determinados momentos.
MELECIO VENEGAS GUTIERREZ, Joaquín Cordón y Filadelfo Morales
Hernández, Tesoreros Municipales por muchos años, fieles cumplidores de sus
obligaciones y probos a toda prueba; el primero era muy celoso en la custodia y
guarda del dinero que bajo su responsabilidad, porque era prohibido, se lo
llevaba a su casa todos los días para evitar un riesgo, por lo que
cariñosamente le llamaban el “hombre del maletín”.
LEOPOLDO JUÁREZ ARAGÓN. Decano de los telegrafistas en la estación de
El Jícaro, muy disciplinado, honorable a carta cabal, padre de honorable
familia, gustaba levantarse temprano para ejercitarse caminando y cuando el
riachuelo de Las Ovejas en invierno estaba limpio, solía caminar para allá,
línea arriba a pasos agigantados, a
echarse el chapuzón, toalla siempre al hombro, fue maestro de muchos
telegrafistas paisanos. Como táctica para comprobar la honradez de los pocos
aprendices de telégrafo que admitía, ponía monedas y billetes dispersos por la
oficina, como trampa para ver quien los tomaba, y poder calificarlos después.
SAMUEL VENEGAS GUTIERREZ, telegrafista del gobierno de profesión, fue
Guardalmacén de Licores de una fábrica que existió en el pueblo y Administrador
de Correos en la capital de la República, por muchos años.
GERMAN MORALES. Militar descendiente de los Morales de los Bordos,
hermano del famoso maquinista del ferrocarril Germán del mismo apellido,
alcanzó el grado de Coronel, desempeñando varios puestos en la administración pública,
incluido el de Gobernador del departamento de Jalapa.
PLÁCIDO y ELÍAS SAAVEDRA JUÁREZ, ambos hermanos y mayores del ejército,
desempeñaron importantes cargos en la administración pública, incluido el de
comandantes locales, fueron hombres de bien bastante queridos y respetados por
quienes les conocieron y trataron.
MANUEL ORELLANA. Este buen hombre vino de Zacapa con su esposa Carmen
Girón, a establecer negocios de talabartería el primero, pues fabricaba toda
clase de objetos ese ramo, incluso galápagos y sillas de montar y la segunda su
bonita tienda, pro además devota católica muy caritativa y auxiliaba en su
dolor y sus penas a las gentes que lo requerían; madre de Beto chacón, padre
del recordado deportista, magnifico portero, Güicho Chacón.
GAUDENCIO MORALES BARILLAS. Se caracterizó por ser un defensor del
pueblo, integrando varios comités de apoyo al desarrollo, incluso, el de la
construcción de la Iglesia Católica; en una oportunidad quiso llevar a cabo un proyecto de cambio de
nombre del municipio, pero no le surtió efectos positivos, fue administrador de
un proyecto agrícola durante el gobierno de la revolución del 44 en la finca
nacional “Navajoa”, Morales, Izabal. Su hijo Elixalén Morales Ruíz, ocupó
importantes puestos en el ramo de caminos, siendo evidente que a él se le debe
en buena medida la construcción del puente sobre el río “El Tambor”.
SIMÓN CARRANZA. De El Paso de los Jalapas, destacó en las milicias nacionales en donde obtuvo el
grado de Capitán de Infantería e instructor de
las milicias locales y posteriormente en la agricultura, sirviendo en
ambos casos a la aldea que lo vio nacer, fue asesinado por un pariente cercano
suyo.
EFRAÍN PERALTA. Oriundo de esta población, hijo del coronel Guillermo
Peralta, destacó en el ejército nacional en donde obtuvo el grado de Teniente
Coronel, sirviendo al estado en varios puestos públicos, incluso el de segundo
jefe de la Guardia Civil de aquél entonces y después instructor de las milicias
locales, radicándose en definitiva en El Paso de los Jalapas al lado de su
estimable familia.
LADISLAO GUERRA. Hombre circunspecto, vino de San Pedro Pinula, Jalapa,
de donde era originario como
telegrafista del gobierno, se caso con
estimable dama de la localidad, procreando varios hijos Francisco, Carlos y
Jesús. Don Lago fue Director General de
Correos, en la capital, en donde fijó definitivamente su residencia.
FRANCISCO GUERRA MORALES. Maestro y político revolucionario del movimiento del 44, fue catedrático de
secundaria y normal, Ministro de Agricultura, de Gobernación, Embajador y
Ministro Plenipotenciario de nuestro país en las repúblicas Dominicana y Haití.
Sus hermanos Carlostino y Chus de sus apellidos desempeñaron puestos de
importancia tanto en el gobierno como en
la iniciativa privada, el último de profesión Abogado y Notario, fue partícipe
de la reestructuración de la Huelga de Dolores, de la USAC.
CARLOS JIMÉNEZ PERALTA. Abogado y Notario ejerció perfectamente su
profesión en la capital y Escuintla,, perfilándose como un profesional
litigante de primera, fue Juez de Trabajo y Previsión Social en Puerto Barrios,
Izabal, de los pocos que han aplicado el derecho tutelar de los trabajadores,
lo que afirmo con toda seguridad por haber sido yo, oficial de aquel tribunal y
escribir por decisión suya, como hábil mecanógrafo, así él me consideraba, muchas de las diligencias y
sentencias en juicios orales aunque los procesos estuvieran a cargo de otros oficiales. Fue también Diputado al
Congreso de la República por el departamento de Escuintla, postulado por el
partido revolucionario; se caracterizó
por su humildad y defensa de la gente pobre. Siendo juez, un día sábado,
decidió venir a El Jícaro, en el
pasajero del medio día, sin imaginarse que entre Zacapa y Cabañas lo iban a
capturar las huestes de un comando del ejército del Movimiento de Liberación Nacional
(MLN) que dirigía su paisano, amigo
de infancia y ex compañero de escuela,
Rosendo Pérez Ventura, recluyéndolo en la cárcel pública local, de donde fue
remitido a la cabecera departamental acusado de comunista, pero la realidad del
caso era otra, la política del momento, de una represalia, por no plegarse a los
intereses de las compañías Frutera e Írca.,
cuyos fallos legales en juicios en su contra les eran regularmente adversos en
derecho, saliendo libre inmediatamente de la prisión pero al poco tiempo fue
destituido injustamente del cargo; falleció en un accidente de tránsito en la
cuesta de Villalobos.
JOSÉ MARTÍN ORELLANA. Respetable señor que vino a El
Jícaro en buena hora para contribuir al progreso y desarrollo del municipio en
todos sus aspectos, juntamente con sus también estimables hermanos: Alfredo,
Miguel y Francisco de sus apellidos, agricultores todos por vocación, quienes
generaron una pléyade de descendientes, magníficos y honrados todos.
MANUEL CASTILLO RAMÍREZ. Político, listo e inquieto, desde muy joven
incursionó en la política partidista, lo que le valió un exilio en la república
de México por algunos años. A su regreso volvió a lo mismo y un comité de vecinos
lo hizo Alcalde Municipal de Puerto Barrios en donde desarrolló magnífica obra.
Por su carisma y Don de gente, captó el cariño de mucha gente, siendo
posteriormente diputado al Congreso de la República por el departamento de El
Progreso, además era telegrafista del gobierno en donde desempeñó puestos de
importancia.
RICARDO PAZ CASTAÑEDA. Vino de Zacapa a radicarse aquí con su negocio de farmacia, contrajo
matrimonio con Doña Elisa Carranza Páiz, con quien procreó a honorable familia,
agregando al anterior una bien montada tienda estilo miscelánea atendida
por la esposa.
ISAURO DE LEÓN. Originario de Teculután, se estableció en la localidad con
su esposa Alicia Chávez, procedentes de Zacapa dedicando su tiempo
ambos para atender su farmacia y tienda anexa, padres de distinguida familia,
participó activamente en la vida social del municipio y fue el primer Alcalde
Municipal de la Revolución del 44. Honraba los bailes sociales con la presencia
de toda su familia, incluidas sus bellas tres hijas, Olga, Marta y Perla Greta.
HÉCTOR PINEDA
MORALES. Capitán del ejército, también de Teculután, llegó a este territorio juntamente
con sus hermanos Enrique y Luis a poner su negocio de farmacia, pero habiendo
contraído matrimonio con Berta Elena Casasola Venegas terminó por radicarse en
la localidad, con un negocio de tienda, procreando a distinguida familia;
colaboró con el gobierno de la revolución del 44 en importante cargo de la
administración pública, motivo que lo hizo trasladarse con su familia a la
ciudad capital, pero siempre pendiente de El Jícaro, al que adoptó como su
segunda patria chica y padre de honorable familia de la localidad.
JUAN RAMÓN BRACAMONTE. Vino a El Jícaro
procedente de Jocotán, Chiquimula, designado como maestro de educación
elemental, contrajo matrimonio con doña Lola Castillo y participó activamente en la vida social del pueblo, así como en la integración del Concejo Municipal,
al igual que los tres anteriores vinieron para participar en el quehacer diario
del lugar, se enamoraron de su naturaleza, de puras y guapas mujeres, para formar excelsos hogares y, a
quedarse por siempre, en la morada
eterna local.
INDALECIO DUARTE. Experto del yunque en la
forja de metales, fabricante de toda clase de instrumentos de labranza y único
en su tiempo, para calzar las herraduras de las caballerías, además buen
guitarrista; bastante joven llegó a esta comunidad procedente de Jocotán,
Chiquimula, en donde fijó su residencia para
participar en nuestra economía, contrayendo matrimonio con Doña Elena Pineda,
progenitores de honorable familia, siendo participó de la vida social del
pueblo, incluso, como concejal de la Municipalidad, muy campechano y amigo,
tuvo varios negocios incluido el de alquiler de bicicletas, una novedad en la
época. Su hijo mayor Julio Duarte
Pineda, falleció trágicamente en una confusa escaramuza, cuando siendo
Secretario del destacamento de la Guardia de Hacienda en Puerto Barrios,
Izabal, contrabandistas dentro de los que estaban inmiscuidos autoridades
principales del puerto, atacaron la sede del resguardo, para sacar un fuerte
contrabando del que ya se tenía conocimiento, del muelle de ese lugar, y la presencia
incorruptible de dicho funcionario, me refiero a Julio, quien no se prestó al
juego y lo impedía en forma legal, repeliéndose el ataque, con el resultado
mencionado, en cumplimiento de su deber.
SAMUEL CASTILLO GUEVARA. Hombre honrado y
trabajador, bromista y bonachón, durante su juventud ejerció función pública,
desempeñándose como oficial de Jefaturas Políticas (ahora gobernaciones), en
varios Departamentos de la República. A su regreso se dedicó a la agricultura,
ganadería y al comercio del sombrero de hilama, quiso llevar a cabo junto a
Juan Ramón Bracamonte y otros paisanos, el proyecto de irrigación por gravedad,
de las tierras bajas de al lado oriente del municipio, pero lamentablemente
fracasó ante la férrea oposición de los
dueños de la finca el Tintero de conceder el derecho de servidumbre de
acueducto en terrenos de su propiedad, pese a lo avanzado de los trabajos de excavación. Fue por corto tiempo el primer Intendente
Municipal de la revolución del 44, antes
que se instituyeran las Alcaldías
Municipales.
JUAN FRATTI JUAREZ. Buen hijo del pueblo,
forjador de juventudes en distintos
establecimientos educativos de la capital, amante de la pesca con anzuelo, que
al igual de su hermano Víctor, le dieron nombre al terruño.
HUMBERTO MORALES CASTILLO. Fue Alcalde
Municipal, hombre trabajador y honrado que supo ganarse el aprecio del
vecindario, además fue buen sastre que vistió a centenares de congéneres con la
confección de trajes y pantalones bien hechos y a la moda por más de medio siglo; fue Alcalde
Municipal titular e interino algunas
veces.
FIDEL EGBERTO CASASOLA VENEGAS. Desde muy
joven aprendió la lección del deber y la honradez, cualidades que practicó en
todo momento, caracterizado como una persona buena para la industria y el
comercio que no le gustaban las injusticias y los actos de corrupción; después
de haber sido Jefe de Bodega en la estación del ferrocarril de Retalhuleo, se dedicó de lleno a las
mencionadas actividades, en las que luego de algunos altibajos cosechó aplaudidos
éxitos y la admiración de muchos, hasta
el día de su muerte.
JOSE SALOMÓN MORALES ROMERO. Maestro de
Educación Primaria Urbana, fue catedrático de secundaria, desempeñó importantes
cargos en la administración pública en el ramo educativo, incursionó en la
política en partidos de la revolución de octubre y en posteriores a ella, fue
candidato a diputado por nuestro departamento, con resultados infructuosos
desafortunadamente y un magnífico colaborador en el desarrollo del municipio.
Era oriundo de San Cristóbal Acasaguastlán, pero tenía a El Jícaro, como su
segunda patria chica, a quien demostró siempre cariño. Era un hombre alegre que
reía a carcajadas.
LUIS PÉREZ ROMERO.
Inquieto activista político revolucionario y polifacético, pintaba y dibujaba
cuadros realistas y surrealistas por mero deporte, también maestro de escuela;
murió por su forma de pensar, asesinado en Chiquimula por huestes del Movimiento
de Liberación Nacional, después de haber sido encarcelado, aunque su cadáver
nunca apareció. Su esposaTenchita Orellana y sus hijos Güicho y None, ya
fallecidos, que en paz descansen.
TOMÁS ROLDÁN LEÓN. Agricultor y comerciante
de los productos que cosechaba, pero además un verdadero líder en su comunidad,
a la cual sirvió abiertamente en cualesquier necesidad y gestión que se
presentaban, habiendo realizado mucha obra positiva. De las Ovejas vino a vivir
en la población, por la superación educativa de sus menores hijos, en donde
también contribuyó al progreso y desarrollo del municipio, fue Alcalde
Municipal, fanático dirigente deportivo, patrocinador de equipos en la rama del
foot ball y buen amigo.
Gilberto Orellana Galdámez, del clan de los
Orellana de Estanzuela, magnífico agricultor, participó activamente en la vida
social y comercial del terruño, casado con Doña Victoria Rosal, padres de
honorable familia citadina.
MANUEL AYALA MORALES. Melo como amigablemente se le llamaba, fue un enamorado
de la agricultura, así como de su aldea
natal, se congratulaba de las grandes siembras y cosechas de tabaco y otros
artículos que producía, además activista en la solución de cuanto problema se
presentaba a los vecinos de su comunidad, hizo mucha obra positiva en pro de su
terruño. Cuando alguien le ofrecía un cigarrillo decía: “muchas gracias, yo no
fumo, solo produzco su materia prima”.
ROGELIO CASASOLA Y CASASOLA. Hombre
apacible, agricultor de primera, excelente contratista de la United Fruit
Company en la hechura de fincas, juntamente con su hermano Abelardo, en la
costas norte y sur del país y buen administrador agropecuario; contribuyó al
desarrollo agropecuario del municipio, formando parte del gobierno local y en
el aspecto familiar fue un padre ejemplar.
FIDEL ROLDAN MORALES Enérgico y honrado, fue
muy buen Alcalde y en el ramo militar se
desempeño como comandante local en varios municipios de la república,
incluyendo este municipio, padre de muy buena familia.
JOSÉ ANTONIO CORDÓN JORDÁN. Hombre honrado
y querido, vino de Zacapa a poner la mejor barbería que el pueblo ha tenido,
incluyendo los servicios de rasurado y masajes, de tal prestigio que venían
clientes de varios municipios circunvecinos y hasta de la propia cabecera a
cortarse el pelo y la barba y aplicarse el sabroso masaje de esta última,
contando con la ayuda, primero de su sobrino Tono Guerra y después de su pariente Arnulfo quien
posteriormente puso su propia barbería; como pasatiempo ofrecía juegos de
naipes, dominó, dama, así como dados en pequeñas apuestas; tomó parte activa en la vida social del
municipio, se casó aquí y formó estimada familia.
JESUS POLANCO. Luchó por el progreso del
pueblo, especialmente en el foot ball, del que fue líder incansable, participó
en lides políticas y fue concejal de la municipalidad. Su esposa Mercedes Gómez
participó en actividades sociales y religiosas del pueblo.
SALVADOR ALFARO CUELLAR. Maestro y Director
de la escuela nacional urbana para varones de muchas generaciones, y primer
director del instituto de educación básica, muy joven vino a esta población
para quedarse definitivamente, se adaptó fácilmente a la forma de vida del
pueblo al que consideraba como su lugar natal, en donde contrajo matrimonio con
Trine Cordón, padres de estimable familia, ya jubilado murió después de penosa
enfermedad.
ABRAHAM RODAS RUÏZ. De la aldea Lodechina,
fue un buen Alcalde Municipal, durante su administración se construyó el actual
edificio municipal a un costo que ahora da risa, cuando no pasaba por la mente
de nadie, robarle un solo centavo del erario municipal.
PEDRO QUIJANO. Hombre listo y muy
colaborador, muy joven salió de su aldea natral, Los Bordos de Barillas, fue agente de la Guardia Cívica aquí en el pueblo en tiempo de la revolución
del 44 y Policía Nacional Civil después,
en otros puntos del país y, de regreso, se dedicó junto a su mujer Adelivia, al
negocio de tienda, pero también se convirtió en consejero y amigo componedor de
pequeños problemas del vecindario, siendo elegido además, Concejal de la
Municipalidad y Juez Municipal durante el gobierno de facto del Coronel Enrique
Peralta Azurdia.
CÉSAR AUGUSTO GUTIERREZ. Magnífico
agricultor y creador de ganado, participó activamente en el desarrollo y vida
social del pueblo, habiendo sido concejal de la Municipalidad, casado con Elsa
Cordón, padre de honorable familia.
CARLOS ORELLANA, patojón vino de La
Estanzuela, Zacapa, en busca de sus parientes Orellana Galdámez, residentes
aquí, especialmente de su padre Chico, en donde se desarrolló como
extraordinario agricultor. Bastante respetuoso simpático y bromista fino en su
trato con los demás. Su Don de gente lo hizo captarse el aprecio y cariño del
vecindario, padre de honorable familia.
CÉSAR RILEY. Dueño de la finca El Tambor, oriundo
de Río Hondo, pero un enamorado de El Jícaro, en donde contrajo matrimonio con
Marina Castillo, progenitores de honorable familia, fue un puntual colaborador
en el ámbito progresista del pueblo, como lo fue su joven hijo Wily Riley Castillo activo directivo de Fraternidad Jicareña.
CARLOS CARRANZA PÁIZ. De pocas palabras,
instruido, telegrafista del ferrocarril de profesión, hombre honesto y callado,
buen esposo y ejemplar padre de familia,
a la cual con su esposa Lupita Casasola, heredó buenas manera de comportamiento
social y de trabajo.
JOSÉ AMNTONIO SANTOS ÁVILA. Llegó de Cuilapa, Santa Rosa, como maestro de
la escuela de varones, una magnifica persona y amigo, por su manera de ser,
cautivó el aprecio del vecindario, participando activamente en la vida social
de la población, padre de buenos hijos a quienes forjó en la rama de la
educación.
CARLOS AYALA MORALES. Magnífico constructo,
honrado y buen padre de familia, admirado por qué muy joven le extirparon un riñón y así vivió
activo por muchos años trabajando afanosamente para el sostenimiento de su
hogar.
JOSÉ EDUARDO PÁIZ. Fue dirigente sindical
en varias empresas tanto de la capital como del interior del país, defendiendo
los derechos e intereses de los
afiliados, incluso fue miembro de la Junta Directiva del IGSS.
ADAN DE LEÓN CHAVEZ, joven abogado y
notario, ex trabajador de los
ferrocarriles de Guatemala, se significó por
su entrañable amor para el pueblo que lo vio nacer, del cual se sentía
orgulloso y ponía de relieve ante sus semejantes siempre que se presentaba la
oportunidad de charla; además un magnífico y solidario amigo, especialmente con
la gente humilde.
ERNESTO JUÁREZ GUTIERREZ. Hombre modesto,
buen oficinista, fue trabajador del ferrocarril, magnífico marimbista, contribuyó
en el desarrollo social del pueblo y padre de honorable familia.
MARIO MARIN MAXWUEL. Telegrafista del
ferrocarril, la gringa, como le decían cariñosamente, amante de la pesca y la
caza, buen padre de familia, se caracterizó por ser un buen amigo de las personas.
JULIO CÉSAR ARRIAZA CASTILLO. “Chorizo”,
como amigablemente se le llama, telegrafista del Gobierno por muchos años, maestro
de generaciones en este ramo, amante
fanático del foot-ball su deporte favorito, del cual también fue dirigente,
fundador y mantenedor de equipos y futbolista en la línea defensiva, también de
la agricultura, la pesca y la cacería; ya jubilado, decidió participar en el
campo de la política la que lo llevó a
ser diputado por nuestro departamento, considerándosele buen hijo del pueblo a
quien sirvió en los distintos campos de sus actividades.
JULIO CÉSAR BARRIENTOS RAMIREZ. Se
desempeño como Inspector de Salud, fue Alcalde del municipio y falleció en
plena juventud, en el ejercicio de sus funciones, tras larga enfermedad, muy
querido y reconocido por el vecindario.
MARIO VICENTE ORELLANA ROSAL. Inquieto desde muy
joven, se costeó su carrera de abogado y notario, con el esfuerzo personal de
su trabajo, como catedrático de institutos privados en la capital, y una vez
graduado, asumió como oficial de tribunales del ramo penal, después como
litigante y asesor de instituciones del Estado, especialmente del Ministerio de
Gobernación y de la Policía Nacional, en donde aprovechando esa coyuntura ayudó
a muchos paisanos consiguiéndoles colocación como agentes de policía y en el ramo administrativo, era buen orador,
servicial y muy buen amigo. Participo activamente en la vida social del pueblo.
Casado con Virginia Ayala Méndez y padre de honorable familia.
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