domingo, 18 de marzo de 2012

Capitulo VII Etimología y mis pequeños comentarios


CAPITULO VII
ETIMOLOGÍA Y MIS PEQUEÑOS COMENTARIOS

Es muy difícil poder definir con exactitud, la toponimia de las palabras que designan los nombres de los poblados del municipio, por la escasez de datos al respecto, pero invocando a la lógica e informaciones de antiguos vecinos, venidas de generación en generaciones, encontramos las siguientes acepciones:
EL PASO DE LOS JALAPAS. Lógicamente, significa lugar de paso, pero al respecto hay varias hipótesis: 1- que toma su nombre de la circunstancia, de que en tiempos pasados, habitantes del limítrofe departamento de Jalapa, utilizando un camino de herradura, casi en línea recta, que se oficializó como vecinal con el tiempo, al dirigirse a otros puntos de la república, por motivos de su interés, pasaban por esta parte del territorio nacional, a pie o montados en bestias, a recoger o depositar sus encomiendas en una institución Estatal, que en época pasada estuvo establecidas en el Rancho, denominada “El cambio de la Custodia o Paquete”, especie de aduana y correo, que daba servicio a los departamentos de la región, como punto de convergencia estratégico, hacia el resto del interior del país; 2- que por la proximidad y viabilidad del terreno, dichos habitantes bajaban por ese camino  para abordar el ferrocarril, y 3- que fue camino de milicianos, en una o varias acciones armadas  desconocidas; tránsito que a la fecha ha desaparecido, por existir otras mejores vías de comunicación. Años después, los Jalapas se comunicaban con el resto del país por un lugar, más arriba, denominado Estación Jalapa, pero por camino carretero y en transporte de autobús. En un tiempo la estación de bandera del ferrocarril  allí establecida, una galerita de madera, se llamó Paso-Malena, para cubrir e identificar a las dos aldeas cercanas, una enfrente de la otra, río Motagua de por medio, cuyos habitantes se guarecían en la misma a la espera del tren, pues no era más que una pequeña galera sin servicio de oficina alguno. Si bien, esta aldea en aquella época, era jurisdicción de Santa María Magdalena, la cabecera municipal estaba situada al otro lado del río, en donde hoy es la aldea de Malena, cuyo municipio fue suprimido, y su única aldea, El Paso, fue incorporada a El Jícaro cuando este se convirtió en municipio. Esta aldea es la más grande del municipio con 35OO habitantes. En ese lugar el tren del ferrocarril arrollo y mató a varias personas entre ellas a Emilio Terraza y Rolando Barrientos.
LAS OVEJAS. Se cree que el nombre lo haya tomado el lugar, por razón de que en una hacienda allí establecida, había crianza de estos animales, la que con el tiempo desapareció. No sé por qué razón los vecinos de esa aldea encabezados por Tomás Roldán León, durante mi administración como Alcalde, solicitaron el trámite para que la citada aldea fuera elevada a la categoría de tal, cuando en el  acuerdo gubernativo de creación del municipio ya se incluía a la misma y, ni yo, ni el Ministerio de Gobernación, reparamos en esa duplicidad, pues fue autorizada nuevamente, según acuerdo gubernativo  de fecha 30 de noviembre de 1960. El Arzobispo Pedro Cortez y Larraz visitó en el año 1769 la parroquia de Acasaguastlán y en su informe no mencionó a El Jícaro como poblado, sino solo a la hacienda Las Ovejas, que se supone era importa. En este lugar fueron asesinados Enrique Carranza e Israel Oliva y mucho antes Adán Vargas en una trepada cerca del riachuelo.
EL ESPÍRITU SANTO. Esta toma el nombre del cementerio local, y éste de la tercera persona de la Trinidad, tiene el tercer lugar en densidad de población en el municipio con 2879 habitantes.
BORDOS DEBARILLAS. Se cree que el lugar haya tomado el nombre, de su caprichosa topografía, que presenta múltiples depresiones, propiedades que pertenecieron a un señor de apellido Barillas. Otra teoría puede ser que a dicha aldea se le denominó en un principio como “El Borde”, aplicándolo o nombrándolo de San Cristóbal Acasaguastlán,  en donde residía la autoridad en aquel tiempo, como el extremo u otro lado del río, y con el tiempo el nombre se deformó, por qué borde significa precisamente orilla.
LO DE CHINA. Nombre bastante raro, se ignora su verdadero origen, suponiéndose que lo adjudicaron los españoles residentes por estos lugares en la época de la colonia, como otros  muchos nombres cuya etimología se desconoce. Una hipótesis puede ser que en aquellos tiempos, cuando repartían terrenos, a manera de identificación, le anteponían al mismo, el artículo determinante neutro “Lo” y la preposición “de”, seguido del apellido del favorecido, ejemplo: Lo de Mejía, Lo de Bran, Lo de Valdez, Lo de Coy, etc. Y que allí le hayan otorgado a una persona de apellido o sobrenombre “China”, para completar, ”Lodechina”.
AGUA CALIENTE. Toma su nombre de una fuente termal azufrada, situada a un lado  del riachuelo que pasa por la aldea, lugar de mucha ganadería en tiempos pasados.
EL PINO. Se origina su nombre con motivo de que hace mucho tiempo, en el límite jurisdiccional sureste con el municipio de San Pedro Pínula del departamento de Jalapa, existía únicamente un árbol añoso de su clase que ha desaparecido, si bien la aldea se estableció en aquellas inmediaciones.
LA PALMA. Los cultivos de palma que en el municipio se utilizan para la fabricación de sombreros, dieron nombre a este poblado rural desde hace muchos años.
PIEDRA ANCHA. En el rio denominado “Anshagua” que baña el límite suroeste de la jurisdicción de El Jícaro, existe en su cauce una piedra grande y ancha, y los vecinos al agruparse para formar el caserío le dieron a éste el nombre que se ha expuesto.
LAS ANONAS. Se atribuye su nombre a plantaciones de esa clase de árboles que existieron antes donde ahora el poblado se ubica.
EL OJO DE AGUA. Se llama así, por un nacimiento de agua ahí existente, que surte las necesidades de este preciado líquido a la  comunidad, y que sirve además, para regar los cultivos de dicho caserío y los de  las aldeas Los Bordos y Espíritu Santo, por medio de gravedad y turnos que disponen un juez de agua. Debido a la deforestación y descuido de los vecinos, este manantial está al borde de desaparecer.
SANTA ROSALÍA.  Por tratarse de un  nombre de carácter religioso se supone que se le asignó el mismo, en honor a la virgen que lo lleva, por la feligresía católica, al formarse este caserío.
EL ZAPOTE. Sin duda, su nombre deviene de las plantaciones de ese árbol existentes en ese lugar, asiento del clan de don Eusebio Castillo,  dueño de una hacienda agropecuaria famosa, por la buena calidad de sus productos lácteos. En  sus inmediaciones se ubica el cerro llamado Ananopa, muy importante por la diversidad de fauna y flora raras que posee, lugar también muy visible en la época prehispánica, asiento de algún pueblo primitivo, a decir de los vestigios en ruinas, que todavía se observan.
Aunque está fuera de tema, aprovecho para insertar aquí, una anécdota de un nieto de don Chebo, así llamado el dueño de la finca, de nombre Beto Ayala, Betón, como se le conocía popularmente, quien sin ser profesional de la medicina, pero con una primaria bien ganada, y mentalidad desarrollada, se dedicó por mucho tiempo a esta actividad en forma empírica, utilizando como herramienta principal  la audacia, inteligencia y un vademécum o inventario de medicamentos de farmacias que consiguió, a través del cual recetaba, atrayendo pacientes de todas partes del país y de Centro América, dado lo acertado de su trabajo, decían, pues por la fama adquirida, no habían sábados y domingos que no hubiese fila de carros de pacientes de todas partes, de adentro y hasta de fuera del país, esperando turno en la “clínica”, para poder ser atendidos por el “galeno”, quien a la vez, tenía habilitado un negocio de comidas en los alrededores, para los visitantes.

EL TAMBOR. No se conoce su correcta etimología, pero se supone que se debe al instrumento autóctono de ese nombre, o porque  su figura topográfica se parece a dicho instrumento, lugar de abundante ganadería en su época. Antaño, próximo a este lugar, al otro lado del río, pero en jurisdicción nuestra, en un paraje denominado El Naranjo, en las inmediaciones de la Puente, límite municipal de El Jícaro y Cabañas, se celebraba en los últimos días del mes de enero de cada año, una alegre fiesta promovida por los romeristas que iban y venían del Santuario de Esquipulas, incluso, algunas veces con participación del comité pro mejoramiento de esta población, en donde se vendía comida, golosina, frutas, se mataban gallinas, cerdos, chivos y se bailaba al compás de música de guitarras, acordeón y marimba, a la cual acudían mucha gente vecina, que aprovechaban para bañarse en las frescas aguas
de los ríos  El Tambor  y Motagua, cercanos.
LAS JOYAS. Atendiendo a las depresiones del terreno en que el caserío se ubica, y al modismo guatemalteco que señala como “joya”una hondonada pequeña, se considera que esa sea la razón por la que se  le dio ese nombre al lugar, o tal vez por lo bonito e importante del terreno, semejándolo a un objeto precioso.
EL JICARO. Se tiene conciencia plena, de que su nombre deriva del árbol de su nombre, abundante en este lugar en tiempos pasados –víctima, como otros, de la tala  inmoderada de nuestros bosque-, cuya excrecencia llamado jícara o morro, era muy codiciada por los indígenas de la región, para la fabricación de recipientes o guacales para usos domésticos y, particularmente, a la presencia en su geografía, de un frondoso árbol de su  clase, que ondeaba sus ramas al viento, en expresión de confraternidad y de bienvenida, que servía de sombra a los caminantes que visitaban o atravesaban la comunidad, así como de sesteo de sus recuas; y también el punto de referencia identificado por los viajeros, para el descanso o del mejor vado, por sus playas extendidas y aguas poco profundas, para cruzar el río Motagua, hacia el norte, a la altura en aquel entonces, del respetable corregimiento de Acasaguastlán, cuyo dominio se extendía hasta el mar, en los largos recorridos que se efectuaban desde el inicio de la época hispánica, entre la Capitanía General del Reino de Guatemala y el Golfo Dulce, en la Bahía de Amatique, principalmente para el transporte de mercaderías entre ambos lugares, pues era este el camino oficial de herradura en la época, al océano Atlántico y viceversa.  A partir de allí, el paraje fue visible como centro de albergue y  de paso que dio origen con el Tiempo, a la formación de El Jícaro, como asentamiento humano: paraje, caserío, aldea y municipio, en orden progresivo, con sus posadas gratis en amplios corredores de las viviendas y cobijo para librarse del sol en copudos árboles, para los transeúntes.


COMENTARIO. Respecto del nombre del municipio y de su cabecera, cabe mencionar, empero, que relatos grabados en cuatro videos, por personas ajenas al pueblo, (los llamados expertos en escribir monografías, que algunos dicen y recomiendan),    aparecidos en la página Web, Youtube, de Internet, con el título “El Jícaro, Progreso, Guatemala” y divulgados en otros 

Árbol de Jícaro, cargado de frutos. 
medios, con motivo de la celebración del centenario                                        del municipio, refieren que,  el nombre de nuestro pueblo no proviene del árbol de Jícaro, sino de una tribu primitiva llamada “Xícaros” que existió aquí en la época pre hispánica, incluso dan el año 1874 con fecha de creación. Versión que no comparto, por falsa, tendenciosa y antojadiza, carente de todo fundamento lógico e histórico, en razón de que esa tribu extinguida, efectivamente, tuvo su asiento, pero en un pueblo remoto, de lo que hoy es el municipio de El Jícaro,  Nueva Segovia, República de Nicaragua, que nada tenía que ver con Guatemala, por un lado, y por el otro,  qué lo mismo se dice de este último pueblo minero antiquísimo de Nicaragua, en un estudio del profesor Ruvirico Espinoza, difundido en una página de Internet, quien afirma también, que el  nombre de El Jícaro de ellos, tampoco viene de la fruta de ese árbol, sino de los “Xicaros”,  que allí existieron antes de la conquista; exposición esta cierta para ellos, pero inaudita a todas luces, respecto de nosotros, porque esa tribu nada tenía que hacer en esta lejana tierra, convirtiéndose entonces dicho nombre, en un tema polémico, sobre el cual  se está especulando aquí, por  alguien irresponsable que tomó esos datos de internet, para  sorprender y engañar por asociación de nombres, a incautos, con la complicidad de jóvenes locales y quién sabe si de la Municipalidad también, pretendiendo desvirtuar la verdadera  etimología de nuestro  municipio, harto conocida, de generación en generación, de muy antiguos tiempos, que vergüenza. Y, además, porque existen infinidad de poblados en toda  América, con el nombre de El Jícaro, área en donde precisamente vive silvestre y libre este arbolito, situación que hace confirmar, por ende, que sus nombres derivan del árbol de su nombre y jamás de los “Xicaros” de que se habla erróneamente, excepto el  de Nicaragua, como ya se explicó, de lo que sí existe documentación histórica fehaciente, que lo confirma, las Crónicas de Indias, por ejemplo. “Xicaros” allá y “Xicaros” aquí, no contiene, pues en nuestra región,  existieron los “Vastránes”, “Guaxtlanes” y “Alaguilac”, según la historia patria. De tal manera que la nueva etimología que se pretende dar a nuestro terruño, es inventada y por ende irreal, por alguien pícaro que quiso “conquistar laureles” o por paga económica, quien sabe, con la venia de muchachos locales, a quienes quizás no les gusta o se avergüenzan del lindo nombre de un vegetal noble de nuestra pueblo, que lo identifica perfectamente, por ser parte de nuestra flora.
Para corroborar lo dicho, aclarar y desvanecer ese infundio, que desafortunadamente ya es público allende las fronteras patrias, en perjuicio de nuestra historia,  transcribo a continuación el siguiente párrafo de  narraciones de aquél país, que aparece también en internet, de mucho tiempo atrás, que dice: ““De acuerdo con el profesor Ruvirico Espinoza, el nombre de El Jícaro, no proviene del árbol que da ese fruto, sino de la tribu de Xicaros que habitaba este lugar a la llegada de los españoles. Los Xicaros era una tribu pequeña, de ellos se conocen algunos caciques como Moyuca que aparece mencionado en crónicas de indias, con el paso del tiempo al acabar con los indígenas se nos llamó el lugar de los Xicaros y después solo Xicaros y al instituirse como distrito nos llamaron Jícaro””, así opina el profesor Espinoza, de ese pueblo allá en Nueva Segovia, Nicaragua.
 Queda claro entonces, que el relato  de internet, sobre el nombre de El Jícaro nuestro,  mencionado, es inverosímil y un caso típico de plagio a la información que sobre el particular escribió el profesor  Espinoza, hace muchos años, y que los autores de los videos de marras, trasladaron casi literalmente, al caso de nuestro Jícaro, queriéndonos confundir con los “Xicaros” y el rey Moyuca de Nicaragua. Además, en el diccionario de voces guatemaltecas se dice que el nombre de El Jícaro, tiene su origen en la voz azteca Xicallí, nahual aquí, que quiere decir Jícaro, cuyos descendientes, según la historia patria, incursionaron y sentaron sus reales por esta región y en otras del territorio nacional, estableciendo asentamientos que mixtificados  por la transculturización, en decadencia, subsisten aún en algunos lugares del país.
Por el atrevimiento ofensivo e irresponsable que de tu nombre se ha hecho, arbolito y pueblo míos, público allende los linderos patrios, con la negación de tu legítimo linaje, atribuyéndote por el contrario,  una etimología postiza, alejada de la realidad, pretendiendo con ello, cambiar la historia de nuestra patrimonio cultural, yo salgo en tu defensa para cantarte simbólicamente, en prosa, a mi manera, surrealista si se quiere, pero sentida, una siempreviva, no con la técnica que demanda el arte de la poesía, salvedad  que antepongo, por si el caso, contrarrestar de inmediato por aclaración, las  gratuitas murmuraciones de los  “eruditos”  que no faltan, al decir o simplemente pensar,  que lo escrito son meros disparates. Con toda modestia, en verso libre o suelto, mi pensamiento, ahí va:
LOA A EL JÍCARO.
*    Por silvestre, como el hombre errante primitivo, eres libre y fecundo a la vez, expresión de fe y de esperanza, igual a tu par el Guayacán, férreos, valientes, que resisten las erosiones del suelo, en pleno verano ardiente, diferente a otros de tu reino, que sucumben a las adversidades del clima, pero igualmente, nobles y útiles, por los beneficios que brindan a la humanidad, según las propiedades de cada cual.
*    Por tus bondades, para nuestros aborígenes, sagrado fuiste, quienes pleitesía en remoto tiempo te rendían, te cantaron en el Popol Vuh, así códices mayas lo dicen, que por tu existencia e  inspiración divina, nació la liberación del pueblo, y por ello, en el patio de los ranchos pajizos, majestuoso como ícono te exhibían.
*     Pero es que aún, no como antes, sigues siendo venerado en la modernidad, en el pensamiento y el corazón, de muchos que reconocemos tu valía, y que por tu excelencia, premiado en otros países fuiste, aunque unos pocos ignorantes, aquí, pasen desapercibidos, de lo importante que  en la vida has sido, por lo que prestos estarían a  darte machete, de repente, todavía.
*    Eres familia bignoniácea, orgullosamente nativo de América, desde México hasta El Brazil, incluyendo, las Antillas, en donde muchos pueblitos llevan tu nombre, en agradecimiento de los muchos beneficio que has dado,  al paso de los años, a quienes lo han necesitado.
*    Tus diversos primitivos nombres, según la región que te cobija: Xicallí, totumo, guaje cirial, táparo,  higüero, güira, jícaro, morro, tu nombre científico: Crecentía Cujete o Alata, resuenan con sabor a música de tambor, flauta, tun y chirimía, con ritmo de son y samba, olor  de lluvia y de hojarasca seca, despojos de tu cuerpo, que abonan la tierra, en la geografía de vuestros pueblos amerindios hermanos, con recuerdos de amor y, a veces, de melancolía, por lo que te sucede en el entorno.
*    Molestos están los espíritus ancestrales, allá en el otro mundo, que en vida, precursores de tu nombre como lugar de asentamiento humano primitivo fueron, que te promovieron, te vieron nacer y crecer, para que hoy algunos paisanos ingratos, con mentiras, tu estirpe pretenden borrar, y oye, sugieren que no te ahueves, que la idea absurda y pueril de una minoría, contra el grueso del pueblo de pensamiento sensato, jamás va a trascender, y que eso lo dicen ellos, por joder, y es más, porque no tienen que hacer.
*    Por tan ingrata actitud, revoloteando en la eternidad, con voz incoherente y trémula, en su jerga coloquial, clamando en el cielo, las ánimas jicareñas  están, por tú nombre original, que ellos en tu imagen inspirados, asignaron en principio a su clan, para que sigas siendo sagrado, grande y te dejen en santa paz, en tu consentida  tierra natal.
*    Eres figura decorativa, paisaje de ensueño primaveral, que te alzas expresivo, con tu tronco robusto, entorchado, leñoso, de ramas alargadas retorcidas, con tus púas de defensa adheridas, como brazos extendidos, con tu frondosa copa repleta de hojas, mustias en el verano tropical, que se expanden con gracia sutil en el ambiente, en son de bienvenida al desconocido y como expresando: ¡aquí estoy presente, para brindar mi sombra al caminante, incluyendo a los chicos paisanos que me rechazan!, como guardián que cuida del entorno.
*    En el invierno, te llenas de brillo, con tus pequeñas hojas de misterio, en forma de cruz, que tiemblan con el viento y, durante todo el año, te adornan las jícaras, producto de tus entrañas, pelotas verdes, parduscas ya secas, redondas u ovaladas, como esbeltas mamas de mujer galante, prendidas como zarcillos de oro que brillan, o esferas plateadas de navidad, simbolizando el encanto de tu  ornamental figura, con acento.
*    De tu frutos maduros, al suelo caídos, te congracias con los vacunos, dándoles de comer, que engullen con voracidad para su hambre calmar y, como compensación, por instinto, con su excremento abonan la tierra, para sembrar por dispersión, a lo natural, las semillas  que preservarán tu especie, por doquier.
*    Tu fina y dura madera, apreciada en la ebanistería, también para hacer cabos de machete, azadón y trompos, que me hacen recordar, del tiempo de mi niñez, de Tan, Nelo y Pdro Sipe, buenos fabricantes de esos artilugios, a puro machete, como uno se los pedía, no taratateros, sino zumbadores y bailadores, “dormidos” en el mismo lugar al buen ensartón, seditas de la punta, como se decía, para echarlos en la mano, y hacer piruetas con el cáñamo y, si posible, acabar a calazos al o los trompos de la competencia, al sacarlos del ring; son recuerdos imborrables también, para el hombre que te canta agradecido, arbolito, creación de Dios.
*    Afortunado por natura, a poblar este suelo bendito viniste, aunque empobrecido y despreciado por la codicia del forastero explotador, después fuiste, como lo fueron los descendientes de los mayas precolombinos, que igual a ellos,  expulsado de las tierras buenas fuiste, hacia  zonas marginales, para cultivos más rentables producir, pero el tiempo ha cambiado, y actualmente, surges de nuevo, como ser viviente importante, a ocupar las tierras de ayer, creador y de buena respuesta económica  para los pueblos de hoy, para plantarte por doquiera y sacar siempre raja de tu ser, el extranjero mercader.
*    Me entristece, eso sí, el interés que está  despertando tu valía ahora, por tus propiedades descubiertas y el provecho que de tus productos sacará, el rico avariento, que en laboratorio te ha mandado a investigar, para de tus semillas y pulpa sacar: aceite vegetal de uso humano, etanol para combustible, alcohol industrial, bebidas espirituosas, carbón vegetal  y harina para consumo humano y concentrado animal, y de tal manera tus propiedades aprovechar.
*    Los mismos, de repente, su ámbito de acción extenderán, para continuar tu explotación a granel,  con el licor tipo brandy, coñac y vino, que ya fabrican del fruto de tus entrañas, allá en San Patricio, lejano pueblo, territorio  que fue, de la tribu de Nicarao, y que antes, como  bebida natural vigorizante, con conocimiento de causa, ingerían los antepasados. ¿Ya lo veras?.
*    Eres árbol longevo de mil cualidades, de ornamental follaje e interesante para paisajes inspirar, que  llenas tu ramas por adherencia en tu vejez, de curiosas orquídeas salvajes, de maravillosos colores, que exhibes a tus admiradores como corolario de tu presencia.
*    Tus frutos esféricos o alargados en forma de calabaza, de cáscara dura, desde tiempos remotos has dado, para la confección de guacales domésticos, ricos para agua tomar, y otras artesanías e instrumentos musicales disfrutar, como maracas o chinchines, que trascienden las fronteras patrias, a manos de turistas, que a su país de origen,  como gustadas reliquias, cagando van.
*    Tus frutos y hojas, bondadoso has brindado, en la medicina casera o popular, para curar tantos males que aquejan a la humanidad, verbigracia: diarreas, dolor de estómago, resfriados, bronquitis, tos, asma, uretritis e hipertensión; remedios por naturistas, a sus pacientes recetados,  que alivio a sus dolencias han encontrado con infusiones y cataplasmas aplicadas.
*    No obstante, repito, después de haber sido por la codicia de los usurpadores hispanos, relegado y depredado, hoy surges de nuevo virtuoso y callado, para demostrar cuanta importancia tienes, en el quehacer  del mundo actual, valga decir, en el mercado, para continuar honrando a los pueblos hermanos, que legítimamente llevan tu nombre, en América, cuna de tu  hábitat natural.
*    Eres especial en el bosque regional, distinto a los demás, por tu sistema reproductivo, y de tal manera tus flores color púrpura, nacen adheridas a tu tronco, donde menos se espera, como pezones enhiestos al viento, en embrión, que al abrir sus pétalos al sol, prestas estarán para alimentar al enjambre, de miel, que ansioso lo imploran en el vergel, y tus frutos  igual, prendidos de tu ser, a la espera de madurar, para algo útil poder ofrecer.
*    Y algo más edificante aun, que con tus productos y derivados, a mucha gente pobre mantenéis, que de antaño elaboran harinas para sus tortas comer, deliciosos refrescos, y atoles aderezados con leche beber, famosos en Nicaragua y Honduras, donde te rinden merecido culto todavía, incluso, a partir de tiempos modernos, porque según la creencia popular, milagroso eres, por que tus hojas en forma de cruz, evocan la vida y muerte de Cristo, que por Judas Iscariote vendido fue por pisto.
*    De tu pulpa seca, de trascendente olor agradable, se obtiene jarabe tónico para la tos y exquisitos  caramelos de morro llamados, en lenguaje popular,  también medicinales. En síntesis, eres poesía en tu conjunto, que te da grandeza y puntos para sobrevivir, aunque algunos te desprecien y de hecho, tu relación con el nombre del pueblo, pretenden cambiar.
Para finalizar quiero decirte, que por aclamación, en nombre de la paisanada que te quiere, a   partir de hoy, aunque de hecho ya lo eras, por los atributos que posees, y como un merecido reconocimiento a tu excelencia, se te designa: SÍMBOLO DEL MUNICIPIO y más coloquial y cariñosamente, en diminutivo: ARBOLITO DEL PUEBLO, como lo son la Marimba, la Ceiba, la Monja Blanca y demás Símbolos Patrios, a nivel nacional y como consecuencia: se CONFIRMA TU ESCUDO, inserto, para mejor configurarlo después, y la promesa de propagar tu siembra estimulada por doquier y plantarte específicamente en lugar público céntrico de la población, para perpetuar tu ser y tu imagen como respetable REPRESENTACIÓN MUNICIPAL, y por tanto, de hoy en adelante se PROHÍBE TU TALA, para que sigas viviendo, enriqueciendo con tu presencia el  medio ambiente, brindando oxigeno al ser humano, del que espero, que, con la consciencia despertada en el gran acontecimiento de hoy, digo de tu exaltación como mascota del terruño, se te respetará y cuidará más, como ejemplo para próximas generaciones, hasta el día en que natura disponga de tu existencia, de pié, como fiel guardián del pueblo, haciendo honor a la tierra que te vio nacer, dejando como legado la purificación del viento que prodigas a la humanidad, por los años y, tus despojos, cargados de nutrientes fortalecerán el suelo y darán vida  a futuros vástagos que preservarán tu especie; de cuyo agasajo, fíjate, los espíritus de nuestros antepasados, pioneros del apelativo del territorio y conglomerado, que de buena escogencia, lleva tú nombre, allá en el cielo, regocijados están. jajajaja.
Por ello tu nombre vivirá  por siempre, representado en nuestro municipio, como expresión de solidaridad, de unidad, de progreso y desarrollo, grabado en nuestros corazones y de  de muchas tantas comunidades de América que llevan tu excelso nombre inmortal. Loa a  ti, árbol, digno patrimonio del pueblo, en nuestra floresta enclavado: fuerte, bello y generoso, como tu pariente el  Guayacán, de los pocos de tu clase, que en los llanos, contaditos van quedando todavía, pues la tupida arboleda de maravilla, que antaño, de ambos, en el campo florecía, en espíritu deambulan ahora, allá en la “gloria”, porque  la mano del hombre cruel, los arbolitos jóvenes, sin compasión, ha arrasado, convirtiendo las partes de tu todo, en cenizas, que a la tierra con hálito de vida, a tu costa,  va abonando, por  la tala inmoderada de ambas especies cometida.
Y tú Jícaro, árbol del homenaje, en modesta alocución, para agradecer este tributo y no hacer mutis y  te tilden de tímido, solo pide y di en voz sonora a la concurrencia:  “¡no me desprecien muchachos!, no me jodan, soy un ser viviente vegetal, que no hago daño a nadie, antes bien, los productos de mis entrañas a ustedes doy, contrario al homo sapiens de hoy, animal malvado y desigual, que en su maléfico afán de querer mi reino, en corto tiempo exterminar y, como consecuencia, la tierra en desierto convertir, sin percatarse que con ello, como recompensa negativa, el “monstruo” depredador, su propia tumba, para su enterramiento masivo, lentamente, cavando  está. Porque el desastre vendrá”. Y hay de aquel, que a partir de ahora en adelante, pretenda hacerte daño, porque simbólicamente castigado será, con la pena más cruel que ser humano alguno pudiese soportar, como lo es  el látigo del desprecio y el ostracismo.
El anterior panegírico, por ahora, no es más que un acto figurado, que puede convertirse en hermosa realidad, en el mañana que espero llegará, a través de un acuerdo gubernativo o interno de la Municipalidad local, para oficializar y perpetuar la historia del árbol de Jícaro y sus circunstancias, así como de su coterráneo el guayacán, como de hecho ya se empezó a hacer con la siembra de un arbolito de su clase, por el entusiasta paisano Eduardo Zamora Orellana, respaldado con una placa por la cual se le rinde merecido culto y se le identifica, lastima grande que en terreno ajeno de la estación del ferrocarril, pero también en fila, en las cercas del chagüite honrando al pueblo están.
No sean así chicos imberbes o chicas inmaduras responsables del video que en este capítulo se comenta, reflexionen y no se llamen a engaño, eliminen esa información falsa de Internet, que sólo los pone en ridículo. Gaudencio Morales Barillas, también hizo campaña para cambiar el nombre de El Jícaro, por el de Orellana, en honor del ex presidente de ese apellido, oriundo de este pueblo, en cuyo caso si hubiese sido posible, por sensible la idea, pero la  misma por ignoradas razones no cuajó, prefiriendo los vecinos quedarse como estamos, con apelativo vegetariano.

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