martes, 20 de marzo de 2012

Motivaciones y presentación


MOTIVACIONES
Y
PRESENTACIÓN

Hace unas décadas, el Ministerio de Educación Pública, previo dictamen favorable de su Consejo Técnico, autorizó la publicación y auspició a su vez, por medio de su editorial “José de Pineda Ibarra”, en el año 1961, la impresión de mi pequeño libro, MONOGRAFIA DEL MUNICIPIO DE EL JICARO; título tal vez un tanto inapropiado, porque su contenido se extendía más allá de un solo tema,  pero al fin y al cabo un libro y un objetivo cultural logrado, situación de la que pasó inadvertido el ente gubernamental que la revisó, quedando en consecuencia registrada oficialmente, con la clasificación: ME 917.28153 C335, 6, “colección de monografías”.
En su presentación al estimado público lector,  se señalaba claramente, que salía a luz pública la pequeña obra, sin presunciones de ninguna índole, no  como obra literaria en el sentido estricto de la palabra, por el contrario, como un pequeño ensayo motivado por una inspiración, quizás un sueño, convertida luego en vivo deseo acariciado por años, de dar a conocer lo nuestro, valga decir, escribir algo sobre el municipio, en los diversos aspectos que lo conforman, desde su fundación hasta nuestros días, resaltando en lo posible: lo geográfico, histórico y cultural. Y al percatarme asimismo, de la existencia de estudios de igual naturaleza en otros municipios de la república y, por ende, era preciso realizar el nuestro, como imitación de buen ejemplo,  con  la inquietud que mueve a la juventud soñadora, de hacer algo positivo, cuando se siente muy dentro el orgullo por la patria chica, en donde se  tuvo el privilegio de haber nacido y desarrollado felizmente la niñez y adolescencia, al lado de los seres queridos y paisanos en general, cuyas vivencias, que penetran lo más hondo de mi ser, forman parte del haber de mi existencia, que me han animado a seguir adelante, sopesando alguno que otro obstáculo de la vida cotidiana.
Y ¿por qué no decirlo?, lo escrito también, como una satisfacción personal, al haber logrado las tan ansiadas aspiraciones humanas que individuos algunos, desean alcanzar en su paso por la vida, cuales son: la natural misión de procrear hijos y formarlos; plantar árboles y jamás derribarlos; escribir un libro  o algo por el estilo, y practicar el bien común, como un ejemplo para la colectividad, como casi lo confirma una célebre y controvertida frase acuñada por alguien autor desconocido, probablemente de origen chino o Islámico, que  menciona  precisamente esos conceptos, como anhelo o provecho de vida, ampliamente conocidos en el campo de los proverbios.
Y además, para evitar y asegurar a la vez, que hechos acontecidos, al no relatarse y escribirse a su debido tiempo, desaparezcan sin dejar huellas del entorno cultural,  en razón  de que la acción implacable del tiempo lo extermina todo, si no se actúa, con los consiguientes lamentos después, porque: ¿cómo no quisiéramos nosotros hoy, retroceder en el tiempo, para conocer a ciencia cierta nuestra interesante historia?, con mayor interés, lo que  esta vasta región fue en la época pre hispánica?, que ahora, escudriñamos a medias, dando palos de ciego como dice el dicho,  sin mayores elementos de juicio, que los mínimos encontrados. Clareo está, que en esa época, no existían los medios adecuados para dejar constancia de los hechos, excepto las costosas referencias rupestres, en esculturas, jeroglíficos o lienzos de papiro, de las cuales aquí no hay evidencias, solo  montículos en cantidad, y la tradición oral guardada en los archivos del tiempo, transmitida de generación en generación, que constituye buena fuente de información, pero con el riesgo de tergiversarse o alterarse los hechos reales, con el paso de los años, o en el momento mismo de su explicación a medias, o sin ninguna o poca consistencia.
Del librito mencionado, fui objeto de algunas críticas, en su mayor parte positivas, sanas y de reconocimiento, y otras negativas, reducidas estas últimas a simples murmuraciones, que por ser feas formas de conducta humana, carentes de importancia, caen por si solas en el vacío, considerándolas, antes bien, producto de la ignorancia y, para mí en lo particular, gajes del oficio. En el pueblo ha habido otros escritores, que por humildes, tal vez de aldea, han sido igualmente criticados por los de siempre, sin percatarse de que el hecho de escribir un libro y hacerlo público, significa un esfuerzo positivo digno de encomio y hasta de imitación, aun con las imperfecciones que pueda observar, propias del quehacer humano y, por lo mismo, factibles de merecer una dispensa o simplemente pasar desapercibidos con un chitón boca, principalmente, si quienes censuran no son capaces de hacer lo mismo, situación que traigo a cuenta para que aprendamos a ser correctos.
Debo de agradecer como obligado cumplido, las muestras de aliento y felicitaciones recibidas oportunamente de muchas honorables y recordadas personas de adentro y fuera del solar patrio, entre quienes destacan por sus amables conceptos, las del Licenciado Carlos Jiménez Peralta, periodistas Álvaro Enrique Palma Sandoval y Carlos Toledo Viélman, profesor Alejandro Flores Carranza, poeta Gregorio Alvarado, Alberto Ramírez, Samuel Beltetón de León y Domingo Castro, entre otros, a las quienes se sumó el escritor cubano Arturo Casado San Germán, cuyo texto lo recibió de nuestra embajada en aquel país, quien aparte de felicitarme, me solicitaba datos y el mapa sobre el recorrido de su paisano, el bardo José Martí, a finales del siglo XIX, viniendo de Puerto Barrios, en donde desembarcó, procedente de Cuba, a la Capital de la República, pasando por nuestro pueblo, y de su estadía en Guatemala, gestión de la que no pude complacerlo, por temor a represalias, debido a la tensa situación política prevaleciente  en ese tiempo, entre el gobiernos de aquella nación y la nuestra.
A petición de numerosas personas, así como por la importancia y buena acogida que el anterior tuvo, léase la monografía, principalmente entre la juventud estudiosa de las escuelas del municipio, en sus distintos niveles, a quienes dicho sea de paso, sirve aún, de texto de consulta en lo que al conocimiento del municipio en sus variados aspectos, se refiere, con edición agotada,-- lanzo ahora a conocimiento público, para servir mejor, mi segundo libro titulado: EL JÍCARO EN TUS MANOS, el nombre por cierto  más sugerente e idóneo encontrado, que vino a mi mente precisamente, por las referencias y énfasis que se hacen del terruño, con temas del anterior librito incluidos, naturalmente, es decir, de la Monografía, pero corregidos, actualizados y con mayor información sobre otros asuntos. Se incluyen algunas anécdotas, cuentos, vivencias, aventuras y algunas “babosadas” a propósito, algunas de cuyas  frases van salpicadas con aliño de poesía, en prosa, incrustadas en todo el curso del libro, configuradas con los chispazos que da la testa de repente, al evocar cosas de nuestro pueblo, todo en una mezcla del ayer y del hoy, con sabor a provincia y medio ambiente, ¡que rico eh!, o sea, algo ameno por su contenido íntimo local, lo cual se traduce prácticamente en una síntesis del municipio, en sus diversos aspectos, con algo también, de lo aprendido en la universidad de la vida, y algunos episodios en el contexto de mi realización como individuo, texto que pongo a disposición de los estimados lectores, a la espera de que lo lean, saquen sus propias conclusiones y por supuesto guste su contenido.
Tal compendio de cosas, me ha sido posible y resultado un tanto cómodo, (alábate patojo, que no hay quien te alabe), por el conocimiento que modestamente tengo del municipio, como jicareño de pura cepa, adquirido al haber recorrido en repetidas ocasiones los puntos de sus confines, conjuntamente con vecinos antañones, conocedores del área, autoridades locales e instituciones especializadas en la materia, oportunidad que tuve cuando por muchos añas fui secretario del Ayuntamiento y después Alcalde, y el grande deseo que me ha inspirado siempre, desde mi infancia, de querer descubrir las entrañas de lo que es nuestro, y cantarle de cierta manera a mi pueblo, de su grandeza. El pequeño estudio sin embargo, ha sido complementado y enriquecido en buena medida, con la oportuna y valiosa cooperación de personas bondadosas y conocedoras del medio, al relatarme hechos de antaño que he echado a mi matate, y la ayuda de gente joven, ahora, con motivo de esta nueva edición, quienes son parte también de este objetivo, cuya fuente oral, lastimosamente, desaparece con el transcurso del tiempo, y de ahí, la urgente necesidad de plasmarla en forma escrita  para su preservación y conocimiento oportunos; Referencias adhoc, que agradezco profundamente, lo mismo, a mis hijos expertos en computación: Jonathan Alejandro y Carlos Randolfo Casasola Estrada, que digitaron y prepararon gustosamente este texto.
Es pues, este trabajo, una segunda meta cumplida, alcanzada con paciencia, venciendo algunos contratiempos, que he realizado como una humilde contribución a la cultura del municipio y de sus futuras generaciones, como una pequeña herramienta de consulta para conocer, aunque sea en mínima parte, los aspectos  histórico geográficos que lo rodean, y se tome conciencia de lo que es y representa el pueblo en su conjunto, para nosotros sus hijos. Por tanto, son mis mejores deseos de que este nuevo librito tenga buena acogida, como ocurrió enhorabuena, con mi anterior, del que tengo conocimiento, circuló en buena cantidad y llegó a  las manos inclusive de personas de algunos países de habla hispana del exterior, gracias al Ministerio de Educación, que los hizo llegar a través de nuestras Embajadas, según reportes y comentarios agradables que son de mi conocimiento, por lo que el mismo forma parte modestamente del conjunto de libros de varias bibliotecas particulares y nacionales, incluso, del catálogo o índice  de autores de obras, del poder legislativo o Parlamento Norteamericano, hasta donde fue a parar mi librito, supongo, por el carácter oficial del texto, hecho llegar por el mismo canal, tal consta en página de Internet, observada dicha información, al instante de marcar mis nombres y apellidos completos para ingresar en el sistema.
Sin  la menor pretensión de que se confiera crédito a lo escrito por mí,  manifiesto mi inconformidad con otras monografías posteriores a la mía, por contener informaciones que no son propias ni originales de sus autores, sino tomadas de la que yo escribí hace años, sin citar ellos, la fuente de  de información consultada, como es lo correcto, por lo que fácilmente estarían incurriendo, tal vez no por dolo, sino por ignorancia u omisión, en el ilícito de plagio o contra el derecho de autor, por una parte, y por la otra, que expertos en escribir  sobre temas municipales, sin conocer el medio, sinceramente no los hay, mucho menos por personas ajenas al municipio contratadas para el efecto. Tal el caso de la que hizo Marlene Mardalety Rivera Miranda, la cual, aún reconociendo lo completo del estudio, no puede considerarse como una actualización de la mía, como ella lo indica, por no haber contado con la autorización oficial del  editor, el Ministerio de Educación Pública y la mía, como autor, como es legal, con el agregado de haber sido contaminado el texto de ella, con información extra, bastante maltratada y exagerada, que no vienen al caso, por ahora,  en detalle comentar, que no es propia de una monografía seria, de su clase, alterada supongo, por terceras personas irresponsables, sin su permiso, por lo menos la versión libre que aparece en Internet, que no fue protegida, como es aconsejable. En igual forma,  en otra página de ese sistema, aparecen unos relatos monográficos sobre El Jícaro, redactados por Julio Francisco Ramírez López, quien copia literalmente con puntos y comas, pasajes de la que yo escribí hace años, arrogándose la investigación, sin  hacer la salvedad del caso; por lo que exhorto a esos jóvenes inquietos, que cuando escriban algo derivado de consulta o réplica de otros libros, lo hagan así constar expresamente al final, con las observaciones pertinentes, por ética y buena fe, para su propia satisfacción y no engañarse a sí mismo.
El prólogo lo refrendo con mi rúbrica, movido por un profundo sentimiento de cariño que mi inspira mi pueblecito bello, en vez de cualquiera ilustre tercera persona, que bien pudo haber sido invitado a hacerlo, valga la modestia, y porque se trata de una pequeña obra del pueblo, que en mi criterio, no necesita de alabanzas ni de recomendaciones para su adquisición y lectura, por lo que espero se publicite y penetre por sí sola, principalmente por el sello y colorido de provincia que lleva implícito y, además, porque la misma no  tiene un carácter meramente lucrativo, reconociendo de antemano, que críticas al texto van a existir, por lo menos en el pensamiento y en la murmuración y, que unos pocos, lo harán a priori, sin siquiera haber leído su contenido.  
Creo oportuno por  último, pedir las disculpa del caso, por la omisión de repente, de algún tema de importancia, que a juicio de terceras personas, pudiese haber merecido su inclusión o haya escapado a mi memoria o quedado en el tintero, como dice el refrán, así como de posibles fallas en el uso de algunas reglas gramaticales y algunos otros gazapos involuntarios, las que pido también, por si acaso,  modestia aparte, se hubiese filtrado algo del ego, y por  la emoción también, al escribir tan kilométrico introducción, ojalá no aburrida por eso su lectura, pero es parte de mi desahogo sentimental al exteriorizar cosas lindas del pueblo, donde dejé enterrado el ombligo y enterraran mis huesos también, lamentando que muchas personas contemporáneas o de generaciones anteriores y posteriores próximas a la mía, conocedores muchas de nuestra historia, que son ahora parte del más allá, incluidos mis seres queridos fallecidos, no hayan tenido la oportunidad de conocer esta pequeña obra, por la tardanza en hacerla realidad.
EL AUTOR

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